La ortodoncia no solo se encarga de alinear los dientes, sino que también puede influir en el desarrollo óseo y en la armonía facial. En este artículo, presentamos un caso clínico donde un paciente acudió a consulta con una mandíbula retraída, y la única opción que le habían planteado hasta el momento era la cirugía. Sin embargo, tras un análisis detallado, diseñamos un plan de tratamiento ortodóncico en dos fases que permitió corregir el problema sin necesidad de cirugía.
Diagnóstico inicial
El paciente acudió a consulta acompañado de su madre, quien estaba preocupada porque le habían dicho que la única solución era una cirugía ortognática. Al realizar un estudio exhaustivo con fotografías, modelos de la boca y radiografías, detectamos que el problema no solo afectaba a la mandíbula, sino también al maxilar superior.
Este tipo de maloclusión, conocida como Clase II esquelética, se caracteriza por una desproporción en el crecimiento de los huesos maxilares, donde la mandíbula queda en una posición más retrasada con respecto al maxilar superior.
Plan de tratamiento
Después de analizar el caso, optamos por un enfoque ortodóncico dividido en dos fases:
Fase 1: Avance mandibular con aparato funcional
En esta primera etapa, utilizamos un aparato ortodóncico funcional diseñado para estimular el crecimiento y avance de la mandíbula. Estos dispositivos aprovechan el crecimiento del paciente para modificar la estructura ósea sin necesidad de cirugía.
El aparato se encargó de:
✔️ Estimular el crecimiento mandibular.
✔️ Corregir la discrepancia entre maxilar y mandíbula.
✔️ Mejorar la relación ósea sin necesidad de cirugía.
Esta fase es clave en pacientes en crecimiento, ya que permite una modificación ósea natural y progresiva.
Fase 2: Corrección con brackets
Una vez logramos el avance mandibular deseado, pasamos a la segunda fase del tratamiento, donde colocamos brackets para alinear los dientes y mejorar la mordida. Durante esta etapa, nos enfocamos en:
✔️ Coordinar la mordida entre los dientes superiores e inferiores.
✔️ Lograr una alineación estética y funcional.
✔️ Garantizar estabilidad a largo plazo.
Resultados y estabilidad a largo plazo

El resultado final fue una mejoría tanto funcional como estética. La mandíbula avanzó hasta una posición adecuada, logrando una correcta armonía facial y una mordida estable. Además, al realizar este tratamiento durante la etapa de crecimiento del paciente, conseguimos que el resultado se mantuviera a largo plazo sin necesidad de cirugía.
Este caso demuestra que no siempre es necesario recurrir a la cirugía para corregir una mandíbula retraída. Con un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado, muchos pacientes pueden beneficiarse de un tratamiento ortodóncico sin procedimientos invasivos.
Si tienes dudas sobre tu caso o el de tu hijo, te recomendamos acudir a un especialista en ortodoncia para evaluar la mejor opción de tratamiento.
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